Entre bodegas con alma, vermuts que sorprenden y conversaciones que inspiran, IFEMA se convierte en el epicentro de la gastronomía con propósito
El Salón Gourmet no es solo una feria gastronómica. Es un punto de encuentro para los sentidos, un espacio donde los sabores cuentan historias y las personas las hacen inolvidables. Este año, recorrer sus pasillos fue una invitación a descubrir no solo productos excepcionales, sino también proyectos que nacen desde la pasión y el compromiso. Entre ellos, brilló con luz propia Bodegas Platé, un referente canario que conquista por su autenticidad, su calidez y su manera de entender la elaboración vinícola como una celebración de la tierra.
Gracias a su generosa invitación, pude sumergirme en una experiencia que fue mucho más allá de la cata. Bodegas Platé no solo presentó su exquisita selección de vinos y vinagres, sino que ofreció un espacio de encuentro en el que cada conversación fluía con naturalidad, como si cada sorbo abriera la puerta a nuevas conexiones.
Y si de conexiones se trata, no puedo dejar de mencionar a mi querida Nohelis Ruiz Arvelo, experta en networking y alma expansiva, cuya compañía convirtió el evento en una experiencia aún más enriquecedora. Su capacidad para conectar con las personas, generar diálogo y crear puentes entre mundos distintos hizo que cada rincón del salón se sintiera más cercano, más humano.
Entre charlas, brindis y descubrimientos, uno de los sabores que me sorprendió fue el del Vermut Veleto, una propuesta sutil y diferente, que refleja a la perfección la esencia de la marca: autenticidad, carácter y respeto por el origen.
El Salón Gourmet 2025 fue, una vez más, una fiesta para los sentidos. Pero lo que realmente lo hace especial es cuando esos sentidos se encuentran con personas que saben mirar, escuchar y compartir. Gracias a Bodegas Platé por abrirme sus puertas, y a Nohelis por enseñarme, una vez más, que la verdadera alquimia está en el arte de conectar.