Madrid nunca deja de sorprender. Y si hay un rincón en plena Gran Vía que se ha convertido en parada obligada para los amantes del buen comer, ese es Mercado de la Reina 12. En este templo de la gastronomía castiza con mirada moderna, los nuevos platos que acaban de incorporarse a su carta son un auténtico guiño a la tradición… pero con una vuelta de tuerca que te lleva directo al placer.
Confieso que Mercado de la Reina 12 es uno de mis sitios imprescindibles en la ciudad. Siempre que quiero recomendar un lugar con sabor, ambiente y coherencia gastronómica, pienso en ellos. Y es que hay un plato que me tiene completamente enamorada: su carpaccio de gambón. Fresco, elegante, con esa textura sedosa que se funde en boca… una delicia que nunca falta en mi mesa cuando los visito.
En esta última visita, me dejé llevar por las novedades de su carta, y lo que encontré me hizo reconfirmar que este sitio sabe exactamente cómo sorprender a quienes disfrutamos comiendo bien.
Comencé con la Gildilla, una reinterpretación juguetona y brillante de la clásica gilda vasca. En esta versión, el toque de guindilla convive con una aceituna carnosa y una anchoa que se deshace en la boca. El equilibrio entre el salado, el picante suave y ese matiz avinagrado está tan bien conseguido que uno no puede sino sonreír al primer bocado. Es la típica tapa que pedirías para abrir el apetito, pero que al probarla te hace querer pedir otra… y otra.
Después llegó el puerro confitado, presentado con una elegancia sorprendente. Tierno hasta el corazón, con ese dulzor natural potenciado por una cocción lenta que respeta el producto, pero que también lo embellece. Acompañado de una emulsión delicada, este plato demuestra que la sencillez bien ejecutada es, sin duda, una forma de arte.
Y, como colofón, el plato estrella de la jornada: el tartar de gambón sobre tortita de camarón. Una combinación que fusiona la frescura del mar con la textura crujiente del sur. La tortita, fina y fragante, actúa como un lienzo crujiente sobre el que el tartar brilla con luz propia: aliñado con un punto cítrico y un toque exótico, este plato logra ser ligero, sofisticado y tremendamente adictivo.
Mercado de la Reina 12 lo ha vuelto a hacer. Ha conseguido que la tapa, esa joya tan nuestra, se transforme en una experiencia sensorial, respetando los sabores de siempre pero elevándolos a una nueva dimensión. Una visita aquí no es solo una comida, es un paseo sabroso por la esencia más auténtica de Madrid… con el toque justo de vanguardia.
¿Lo mejor? Que siempre te quedas con ganas de volver.